"No tenemos claro cuántos niños ciegos van a leer
este libro, ojalá que muchos, pero lo más probable es que la gran mayoría de
los niños que accedan a él no sean ciegos", dice Javier Castro. "En
realidad, eso es lo que queremos, a eso apuntamos. Queremos que esos niños que
no son ciegos conozcan el braille y que, desde chiquitos, desde los cinco o
seis años, sepan que hay personas que perciben el mundo con otras
herramientas". Castro habla de El gran secreto, un
libro infantil que tiene algunas particularidades, pero también habla de Cosabuena, el emprendimiento social que crea,
desarrolla y apoya proyectos educativos, artísticos y culturales enfocados en
una mejor convivencia.
Además del texto impreso y las ilustraciones, El gran secreto tiene
braille, el sistema de escritura y lectura táctil desarrollado para invidentes.
"El braille son estos puntitos con relieve que ves en las hojas", se
lee en la introducción del libro. "Los niños ciegos no pueden ver el texto
ni las ilustraciones de este libro, así como las ves tú. Por eso pasan sus
dedos sobre el braille para leer y entender esta historia". Y hay más. La
publicación está provista de un código QR que da acceso al mismo cuento, en
versión animada, con subtítulos y narrado por un locutor. Y hay, también, algo
más: acompañando la animación aparece una intérprete relatando el cuento en
lengua de señas uruguaya. "Estas son las señas que permiten a las personas
sordas comunicarse", se explica. "Es un idioma que se aprende. Y es
diferente en cada país". Y es que no todas las personas sordas pueden
leer, de ahí la importancia de incluir la lengua de señas que se usa en Uruguay.
El gran secreto es
parte de una colección de cuatro libros (el segundo está actualmente en
preparación), un proyecto que obtuvo el Fondo de Innovación Inclusiva de la
Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). "El proyecto ganó
por innovador, no por fácil", dice entre risas Nadia Carreras, licenciada en
Ciencias de la Comunicación, autora del cuento y una de las responsables, junto
con Castro, de Cosabuena. Es que hacer que convivan las técnicas de la tinta y
el braille no es sencillo. Mucha prueba y error. "El braille es un código
rígido, tiene su tamaño determinado, no se puede modificar, tiene una altura,
un volumen dado. Además, se comporta distinto según la superficie". A eso
hay que sumarle las otras herramientas que forman parte de este dispositivo
narrativo para niños (y no tanto): la animación, la narración del locutor, el
video con lengua de señas, la programación web, y más. Para llegar a este
punto, hubo que recorrer un largo camino. De hecho, todavía lo hacen.
Quienes hayan presenciado (o hayan corrido) maratones o carreras más
cortas quizás los hayan visto. Son los atletas guía. Son quienes van junto a
los corredores no videntes durante una competencia. Y, durante tres años,
Carreras fue atleta guía de Laura Paipó, maratonista invidente y la primera
directora ciega de Educación Primaria. Fue a través de este vínculo que
Carreras comenzó a interesarse por temas de accesibilidad. "Laura me llevó
a descubrir otra manera de apreciar el mundo", dice Carreras. "Ella
actualmente es directora de una escuela. Para asumir la dirección fue necesario
especializarse y hacer un curso. Ella me contaba todas las dificultades que
tenía para acceder al material del estudio. Escuchando lo que contaba, y unido
con mi profesión, fue como una alerta, un aviso: tenía que poner en marcha el
proyecto de una revista que quería hacer, entonces pensé en concretarlo
incluyendo características de accesibilidad", recuerda. El proyecto era
una revista temática (cada número, un tema). Salió en 2015 y se llamó Cosabuena.
"Era un formato muy parecido al del libro. Tenía braille, aunque hecho con
otra técnica. Cada nota tenía un código QR que dirigía a un audiovisual con el
texto en lengua de señas uruguaya", agrega Castro, de extensa formación
como periodista, especialmente en radio (fue productor del programa En Perspectiva).
Naturalizar las diferencias. "El
objetivo es a largo plazo y bastante ambicioso: naturalizar las diferencias
para mejorar la convivencia", explica Carreras: "En la discapacidad a
veces se notan un poco más las diferencias. Lo que hacemos, tanto con la colección
de libros como con otros proyectos con los que estamos, es sensibilizar sobre
el tema, dejar plantada la temática de la accesibilidad".
En el caso de un libro infantil como El gran secreto, un
relato con tintes fantásticos que incluye un encuentro entre un niño, Gabriel,
y una niña proveniente de otra galaxia que está de paso por la Tierra, permite
que ese tema se instale en la etapa tierna de la vida. "Más allá de la
profesión o el oficio que elijan después, creo que es algo que tiene que estar presente,
porque a veces la situación de discapacidad no está instalada en la familia o
en las amistades. Es habitual, a la mayoría nos pasa eso, y por ese motivo es
natural que no lo tengas presente cuando armás, por ejemplo, un sitio
web", dice Carreras, autora del cuento, que lleva las ilustraciones de
Soledad Luongo. "Capaz que teniendo en cuenta dos o tres cosas les
facilitás la navegabilidad a muchas más personas. No tienen que ser personas en
situación de discapacidad, puede ser un adulto mayor, por ejemplo, o una
persona con baja visión. Entonces, si en algún lugar tenemos presente ese tema,
porque te quedó por ahí, porque de chico te encontraste con un libro que
incluye braille y lengua de señas, o porque fuiste a una charla o viste un
audiovisual, entonces podés ahondar un poco más. Y si después elegís estudiar
arquitectura, donde claramente se hace más evidente la accesibilidad, vas a
tener presente a la accesibilidad de una forma más natural. Porque, al final,
la accesibilidad nunca te resta, te suma".
El gran secreto se
encuentra en las librerías en un momento especial. Es que, desde 1992, el 3 de
diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
En Uruguay, se ha declarado a diciembre como el mes dedicado a la reflexión
sobre la accesibilidad y discapacidades, áreas de acción de Cosabuena, que este
año también aportó en la accesibilidad del libro Guardianas, de
Emilia Díaz, publicado por el sello Aguilar.
Para la siguiente entrega de libros infantiles, a Carreras y Castro les pareció
interesante tener la posibilidad de descubrir talentos y sumarlos al
emprendimiento. Hicieron un llamado a través del programa En Perspectiva, de
Radiomundo, invitando a escribir cuentos infantiles sobre la comunicación y el
respeto o, más precisamente, sobre cómo comunicarse respetuosamente en familia,
con amigos, con adultos.
La convocatoria fue un éxito: recibieron 212 relatos. El cuento ganador,
titulado Qu, está siendo revisado por la correctora y por la intérprete en
lengua de señas, que tiene un desafío extra en esta historia, que incluye
nombres muy técnicos. Para las ilustraciones del próximo título, Cosabuena
también hizo un llamado, abierto a que participen niños.
Perdido en Shanghái. Tiempo
atrás, hablando sobre el valor de la privacidad en la web, el informático
Edward Snowden sostenía que considerar que la privacidad no es necesaria porque
uno no tiene nada que esconder es lo mismo que creer que cualquier derecho que
esa persona no esté ejerciendo no es importante simplemente porque no lo ejerce
en ese momento. Según Snowden, se trata de un pensamiento demasiado
cortoplacista, ya que no tiene en cuenta que, en el futuro, quizás pueda
necesitar ese derecho al que hoy le resta importancia.
El investigador y especialista en nuevas tecnologías
aplicadas a la educación suele manejar un ejemplo análogo: "¿Para qué
quiero una rampa en la vereda si no ando en silla de ruedas? Porque tal vez, en
un futuro, la podría necesitar". Porque, dicho de otro modo, estar en
situación de discapacidad es algo que le puede pasar a cualquiera en cualquier
momento.
"A lo largo de la historia ha cambiado la manera de ver
y nombrar la discapacidad", apunta Carreras. "En este momento, lo
aceptado es referirnos a la persona como alguien en situación de discapacidad.
Esta forma de nombrar no niega para nada las dificultades propias que puede
tener la persona. Lo que hace es poner la mirada en el contexto. Si damos las
herramientas adecuadas, la persona se puede desarrollar de otra manera",
dice. "Todos estamos propensos a estar en situación de discapacidad. Una
persona que llega a los 80, en promedio pasó entre seis y ocho años en
situación de discapacidad. Por un embarazo de riesgo, por un posoperatorio, por
la propia vejez, pasamos por momentos así".
Sigue Castro: "Siempre me acuerdo de un ejemplo que una
vez escuché, que básicamente plantea la situación de que si hoy me ponen en el
centro de Shanghái, no voy a ser capaz de comunicarme con nadie, nadie me va a
entender lo que estoy diciendo y yo no voy a entender lo que me dicen. En ese
caso puntual, en ese momento, soy una persona en situación de discapacidad por
la sencilla razón de que no me puedo comunicar. Al final, vamos a encontrar una
forma de comunicarnos y hacernos entender, pero durante un rato voy a estar perdido.
Porque la situación de discapacidad refiere al contexto en el que vos ponés a
una persona. Eso es lo que les pasa a las personas sordas. No escuchan y el
idioma que saben es el de lengua de señas, que no todos conocen. Si a una
persona sorda le facilito un intérprete o si yo sé lengua de señas, vamos a
poder comunicarnos. Es decir, esa discapacidad, ser sorda, no le impide
desarrollarse y vincularse. Las personas sordas tienen muchas dificultades para
ir a la universidad porque hay pocos materiales para ellos. Su problema no es
que sean menos inteligentes o capaces, es que no disponen de las herramientas y
los materiales. La incapacidad para estudiar no es intrínseca a la persona sino
al contexto".
PUNTA DEL ESTE ACCESIBLE
"Entendemos que para lograr ese cambio social, a largo plazo, hay
disciplinas que sí o sí tienen que estar, que son las que nos atraviesan: la
parte educativa, lo cultural, lo artístico, lo deportivo, que nos apasiona y
nos une. Es con esas disciplinas que se logran los cambios verdaderos y
duraderos", apunta Carreras. Y por aquí también interviene el turismo, que
se incorporó a la acción de Cosabuena, que trabaja en la creación de un plan de
accesibilidad para Punta del Este. La idea y el objetivo macro, reconoce
Castro, también son ambiciosos: convertir a Punta del Este en la capital
latinoamericana del turismo accesible, tanto en sus espacios públicos como en
los privados. "Cuando hablamos de accesibilidad no nos referimos solamente
a una rampa o un baño accesible, sino a que también una persona ciega o sorda
pueda circular y vivir las experiencias de la manera más autónoma posible. La
autonomía es importante. Ocurre, por ejemplo, que a veces personas en sillas de
ruedas llaman a un restaurante y preguntan si es accesible y le responden que
sí, y cuando llegan ven que tiene un escalón, pero el dueño les dice que los
mozos son bien gauchos y le levantan la silla y la suben. Eso no es
accesibilidad. Accesible es que la persona pueda entrar de manera
autónoma".
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