EL CONFIDENCIAL (2022-09-20)
Se le ha puesto difícil la
promoción de 'Fácil' a Anna R. Costa,
creadora -junto a Paco León-
de 'Arde Madrid' y que ahora se enfrenta a su primera serie como directora
-junto a Laura Jou-. El reto era adaptar la inadaptable 'Lectura Fácil', de Cristina Morales,
Premio Herralde 2018 y Premio Nacional de Narrativa en 2019, una novela
libérrima y radical con la que Morales lanzaba un puñetazo contra una sociedad
y un sistema que no sólo discrimina la no normatividad, sino que castra las
libertades de las personas con diversidad funcional en cuestiones tan íntimas
como la sexualidad o la afectividad. Sus cuatro protagonistas, que viven en un
piso tutelado, reflexionan sobre sus opresiones y se revuelven contra ellas y
contra la determinación que se les ha impuesto desde fuera, desde las
instituciones. Activismo, anarquismo, insumisión, Morales atraviesa el relato
de dinamita contra el sistema. "La crítica no debe ser constructiva, debe
ser destructiva. No sé si lo he conseguido, pero en la novela no quiero
proponer reformas, todo lo contrario, quiero destruir lo que existe", explicó en una entrevista con 'El
Confidencial' en 2018.
Cuando Costa leyó la novela,
enseguida decidió proponer la adaptación a Movistar+.
Morales estuvo de acuerdo y el próximo 1 de
diciembre 'Fácil' llegará a la plataforma española. Pero, en el
camino, el choque de trenes entre Morales y Costa ha trascendido la
conversación de despachos hasta las páginas de los periódicos. Morales se desmarcó
del proyecto con una columna publicada en verano en 'Rockdeluxe' en la que
arremetió contra una adaptación rebajada y blanqueada para "llegar al gran
público democrático, a ese gran público que dota
a los servicios sociales de mesiánicos poderes de integración en el capitalismo
de mierda en que vivimos y que deliberadamente oculta la
verdadera naturaleza de las trabajadoras sociales: policías, desde el comisario
que unta a los jueces hasta el suboficial que apalea a los manteros".
Incluso rebautizó la serie como 'Nazi'.
Este
martes, en el Festival de San Sebastián,
Costa ha contestado. "Cuando leí el artículo me molestó. Ella, de cara,
había tenido otra actitud. Me sonó un poco a traición. No me gustó. Me
parecieron maneras de hombre malo. Ni siquiera de mujer mala. De hombre malo.
Las cosas por la espalda, con cierta competitividad, esas cosas...",
admite, visiblemente dolida. "Ella ya había visto la
serie. Le había gustado. Dijo algunas cosas con las que no
estaba de acuerdo -el personaje de Nati, por ejemplo, no le gustó; dijo que no
se veía violencia institucional en la serie-, pero también dijo que se había
reído mucho con Marga y, más o menos, lo había visto equilibrado y que le
parecía un buen producto. Pero, al cabo de dos meses, sale este artículo. Ni
siquiera me dijo que lo había escrito. Yo me lo encontré, de repente. Y, sobre
todo, con esa palabra tan horrible que es nazi. Me parece tan antigua. ¿Quién
va diciendo por ahí que eres un nazi? Me molestó mucho y me pareció una
traición. Por supuesto, ella es libre de decir lo que quiera. Pero debería
hacerlo con conocimiento de causa. Sin conocimiento de causa
me parece una sobrada. Le escribí un mail y le
contesté".
PREGUNTA. ¿Nunca se
planteó que Morales pudiese participar en la adaptación de su novela
RESPUESTA. Nunca. Jamás. Al
revés. Yo le dije que si sentía la necesidad de estar encima quizás yo no era
la persona para adaptarla a serie.
P. 'Lectura fácil' es una
novela que exige un planteamiento formal poco convencional en su adaptación.
¿Cómo ha enfocado en este sentido la traslación a imágenes de esta historia?
R. Ha sido un proceso
complicadísimo. He bajado a los infiernos escribiendo esta serie. Primero,
porque la novela era un punto de partida, pero eran cuatro monólogos y eso no
se puede adaptar. Es sólo un punto de partida. Tienes que encontrar otros
personajes que interactúen con las protagonistas, tienes que crear tramas, les
tienen que pasar cosas. Entonces, la novela se me hacía insuficiente. Tiene un
punto de inspiración brutal, pero se me hacía insuficiente para adaptarla.
P. En la novela, la visión en contra del
sistema, de las instituciones, se hace desde una crítica totalmente frontal.
¿Por qué decidió suavizarla?
R. La novela, leída, es una
maravilla. Pero, si yo llego a ver eso en carne y hueso, no me lo creo. Hay un punto
dondde la credibilidad es fundamental para la empatía. Una cosa que no te la
crees no te genera emoción. En la literatura sí, porque la mente viaja, pero en
un audiovisual tú ves a alguien de carne y hueso que te tienes que creer. Si yo
hubiese visto una Laia Huedo o una tutora rígida y malvada de 'Blancanieves',
no me lo hubiese creído. Yo necesito ver a una mujer con sus propios conflictos
que le genera su trabajo. Eso es lo que a mí me parecía interesante. Que ella
aporte su propia queja contra el sistema aunque trabaje para el sistema. Me
parecía más interesante que hacerla mala malísima.
P. ¿Cuál es, entonces, la
crítica de 'Fácil' al sistema?
R.El sistema lo que hace es,
cuando estas personas tienen unas necesidades que se salen de los límites que
se consideran normales, lo que se hace es que se les medica. Hay un trato entre
las farmacéuticas y eel Estado que les coarta las libertades medicándolos.
Cuando viven en residencias todos están medicados y se acabó el problema. Pero,
cuando viven en pisos, el problema es que se tomen la medicación. Porque la
medicación, que es lo que les regula, también anula su personalidad. Sus
derechos quedan anulados. Y eso me parece una cuestión de principio de
humanidad, como para ponerlo sobre la mesa. Es como si nos medicasen a todos
porque yo soy una bocazas o porque tú eres demasiado alta. Todo lo que es
incómodo se medicaliza para que sea de otra manera.
'Fácil' es el primer trabajo como
directora, más allá de creadora de la serie y guionista. El proceso de 'Arde
Madrid' fue, en sus palabras, tan desgastador que se acabó llevando por delante
su colaboración creativa y su matrimonio con Paco León.
P. ¿Cómo ha vivido esta
nueva faceta de directora? Eso significa tener que tomar todas las decisiones y
tener que soportar todos los días de rodaje. ¿Cómo lo ha sentido?
R. Para mí ha sido infinitamente
más fácil que compartido. Trabajar a la sombra es feísimo. Trabajar al lado de
alguien es durísimo. Y trabajar al sol y sola -sola con un gran equipazo en
todo momento- ha sido mucho mejor. He notado algo femenino que me ha gustado.
Los hombres, yo creo que por educación, siempre consideran muy importante y muy
serio y muy duro y muy jevi lo que hacen. Como las mujeres nos hemos tenido que
ganar terrenos conquistándolos tan despacio, como hemos tenido que compaginarlo
con la vida, con los hijos, con otros trabajos que te dan de comer, no somos
así. Yo lo que he hecho en 'Fácil' es trabajar como una perra y disfrutarlo.
Para mí, lo principal, es que fuera todo humano, que la serie respirase
humanidad y, entonces, el proceso tenía que ser humano. Y, como en este caso he
sido yo la capitana, me he encargado que así fuese en cada parte del proyecto.
Y así ha sido y estoy muy contenta.
Yo trabajo mucho el guión. Todo
el mundo que coge mis guiones siempre me dice que están muy trabajados, que no
se necesita añadir mucha cosa. Entonces, igual que en 'Arde madrid', que estaba
muy trabajado, luego se trata de ir sumando capas, de sumar reuniones con el
director de foto y esas cosas. No es como integrar algo totalmente nuevo. El
guión es donde yo mejor me muevo.
P. Salvo Ana Marchesi, que
es una actriz con una discapacidad, Natalia de Molina, Anna Castillo y Carolina
Coria no tienen discapacidad. ¿Por qué eligieron actrices sin discapacidad para
interpretar a personas con discapacidad? Algunos pueden pensar que va en contra
de la propia visibilización de la gente con discapacidad. Pero, ¿era posible
sacar adelante el proyecto con gente con discapacidad de protagonista?
R. Un lema de muchas asociaciones
de personas con diversidad funcional es "nada de nosotros sin
nosotros". Yo lo he intentado llevar a rajatabla hasta donde se ha podido.
Tenía claro que iban a salir muchas personas con discapacidad, pero que estos
cuatro personajes protagonistas, que tienen tanto texto... Es que un rodaje
implica repetir texto, madrugar, rodar de noche. Yo me informé, hablé con
especialistas y visité a gente con discapacidad y vimos que era imposible. No
podían repetir un texto o repetirlo muchas veces. A lo mejor la persona se
levanta de una manera y no va al rodaje. O se cansa y se quiere ir a su casa.
Para plantearte un trabajo desde ellos tienes que hacer un documental que parta
desde ellos. Pero no que parte de un texto.
P. ¿Cómo ha sido el trabajo de dirección de
las actrices en este sentido?
R. La dirección de actores es lo
que más domino yo, porque siempre he trabajado con actores, desde el teatro a
un montón de cosas en las que he hecho de 'coach' para televisión. Pero aquí
había un reto fuerte. Es que son actrices que tienen que hacer de personajes
con una discapacidad. Hubo un proceso de documentación, de visitar pisos
tutelados, de hablar con gente con discapacidad. Llevamos a las actrices,
buscamos modelos con un grado de discapacidad parecido a la de los personajes
para que ellas pudieran ver cómo eran los movimientos, la manera de hablar. Fue
un efecto espejo al que hay que sumar la humanidad que le ponen las actrices.
Yo soy tan exigente que si la secuencia, por jevi que sea, por punky que sea,
si no tiene humanidad no vale. Tiene que tener humanidad.
P. En alguna ocasión has
comentado que crees en el poder transformador de contar este tipo de historias.
¿qué esperas que ocurra cuando la serie llegue al público?
De entrada, en España hay siete
millones de personas con discapacidad. Y, yo no sé si a ti te pasa, están un
poco invisibles en la sociedad, que viven en los márgenes. Si la serie sólo
sirviese para que la gente pudiese hablar de tú a tú, ya habríamos cumplido el
reto. Decir, que si me encuentro a alguien con discapacidad en el metro no me
dedico a mirarle de reojo porque no sé cómo tratarle. Romper esa barrera que
genera la diversidad, el rechazo. Cambiar la mirada sobre ellos.
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